PAUL VERLAINE, Œuvres poétiques complètes, Édition d’Y.-G. Le Dantec avec la collaboration de Jacques Borel, Collection Bibliothèque de la Pléiade (n° 47), Gallimard | Traducción de Juan Arabia para Buenos Aires Poetry, 2021.
–
–
Los vencidos
A Louis-Xavier de Ricard.
La Vida es triunfante y el Ideal ha muerto, Y ahora, gritando su alegría al viento que pasa, El caballo embriagado del vencedor aplasta y muerde A nuestros hermanos, quienes al menos cayeron con gracia.
Y nosotros, que sobrevivimos a la derrota, ¡ay! Pies desgarrados, ojos nublados, cabeza pesada, Sangrando, miopes, embarrados, deshonrados y cansados Vamos, penosamente ahogando un lamento sordo,
¡Vamos, al azar de la tarde y del camino, Como los asesinos y los infames, Viudos, huérfanos, sin hogar ni hijos ni mañana, A la luz de los bosques familiares en llamas!
¡Ah!, ya que nuestra suerte es tan completa que finalmente La esperanza resulta nula, la…
Lo que más temía era el tsunami, puerto o bahía.
El tsunami pasó. Se llevó todo lo que tenía.
Ahora no me entristece ver mi cabello blanco,
o encontrar a mi caballo muerto.
Mis seres queridos pueden ahora caer
al igual que la lluvia sobre el vacío.
Dylan Thomas, COLLECTED POEMS 1934-1953, EVERYMAN (J. M. DENT), LONDON, pp. 15-16 | Traducción de Juan Arabia para Buenos Aires Poetry, 2018 | DYLAN THOMAS. IMAGE: HULTON ARCHIVE/GETTY. TINTING BY DAN MURRELL
–
–
Si me hiciera cosquillas el roce del amor
Si me hiciera cosquillas el roce del amor, Si una tramposa chica me robara a su lado, Y quebrara su nido rompiendo mi cuerda vendada, Si el rojo cosquilleo como el parir del ganado Pudiera arrancar una risa de mi pulmón, No temería al diluvio ni a la manzana Ni a la maligna sangre de la primavera.
¿Será hombre o mujer? Se preguntan las células, Dejando caer la ciruela como fuego de la carne. Si me hiciera cosquillas la cabellera incubadora, El hueso alado que crece en los talones, La picazón del hombre en el muslo del bebé, No temería al hacha ni a la horca Ni a las cruzadas varas de la guerra.
¿Será hombre o mujer? se preguntan los dedos Que llenan con tiza las paredes de hombres y mujeres inmaduras. Si me hiciera cosquillas el hambre de erizo No temería a la musculatura del amor Ensayando calor sobre un nervio en carne viva. No temería al diablo en su lomo Ni a la abierta tumba.
Si me hiciera cosquillas el roce de los amantes Que no borra la pata de gallo ni el cerrojo De la vieja y enferma virilidad en las mandíbulas caídas, El tiempo y los cangrejos y la dulce cuna¹ Me dejaría frío como manteca para las moscas, La escoria del mar podría ahogarme al romper Muerto en los pies de los novios.
La mitad de este mundo es del diablo, la otra mitad es mía, Tonto por esa droga fumada en una chica Y enredado en el brote que su ojo bifurca. La pierna de un anciano con una médula en mi hueso, Y todos los arenques que huelen en el mar, Me siento y miro el gusano debajo de mi uña Desgastando la vida².
Y éste es el roce, el único roce que hace cosquillas. El nudoso mono que se balancea a lo largo de su sexo Desde la húmeda oscuridad hasta el tirón de la enfermera No puede hacer surgir la medianoche de una sonrisa, Ni cuando encuentra la belleza en el pecho Del amante, la madre, los amantes o sus seis Pies en el polvo que se frota.
¿Y cuál es el roce? ¿La pluma de la muerte en el nervio? ¿Tu boca, amor mío, el cardo en el beso? ¿Mi broma³ de Cristo nacida sobre el árbol entre espinas? Las palabras de la muerte4 son más secas aún que su rigidez, Mis verbosas heridas están impresas con tu cabello. Me haría cosquillas el roce del amor, entonces: Hombre, sé mi metáfora.
–
If I were tickled by the rub of love
If I were tickled by the rub of love, A rooking girl who stole me for her side, Broke through her straws, breaking my bandaged string, If the red tickle as the cattle calve Still set to scratch a laughter from my lung, I would not fear the apple nor the flood Nor the bad blood of spring.
Shall it be male or female? say the cells, And drop the plum like fire from the flesh. If I were tickled by the hatching hair, The winging bone that sprouted in the heels, The itch of man upon the baby’s thigh, I would not fear the gallows nor the axe Nor the crossed sticks of war.
Shall it be male or female? say the fingers That chalk the walls with green girls and their men. I would not fear the muscling-in of love If I were tickled by the urchin hungers Rehearsing heat upon a raw-edged nerve. I would not fear the devil in the loin Nor the outspoken grave.
If I were tickled by the lovers’ rub That wipes away not crow’s-foot nor the lock Of sick old manhood on the fallen jaws, Time and the crabs and the sweethearting crib Would leave me cold as butter for the flies The sea of scums could drown me as it broke Dead on the sweethearts’ toes.
This world is half the devil’s and my own, Daft with the drug that’s smoking in a girl And curling round the bud that forks her eye. An old man’s shank one-marrowed with my bone, And all the herrings smelling in the sea, I sit and watch the worm beneath my nail Wearing the quick away.
And that’s the rub, the only rub that tickles. The knobbly ape that swings along his sex From damp love-darkness and the nurse’s twist Can never raise the midnight of a chuckle, Nor when he finds a beauty in the breast Of lover, mother, lovers, or his six Feet in the rubbing dust.
And what’s the rub? Death’s feather on the nerve? Your mouth, my love, the thistle in the kiss? My Jack of Christ born thorny on the tree? The words of death are dryer than his stiff, My wordy wounds are printed with your hair. I would be tickled by the rub that is: Man be my metaphor.
–
–
NOTAS
1 Si bien el poema está lleno de connotaciones sexuales y “crabs” podría leerse además como ladillas (esto podría acentuarse en relación a “sweethearting”, el lecho del amor), la imagen de “crabs” aparece en otros poemas de Dylan Thomas (Poem in October) donde elementos y escenarios del mar resultan siempre protagónicos. Además, el crítico William York Tindall en A reader’s guide to Dylan Thomas, New York, Farrar, Straus and Cudahy, 1962 sugiere que: “Cangrejos (de Hamlet II, ii, 205) quizás pueda significar la forma de andar del cangrejo, homóloga a la de un anciano” (en este caso, representando la vejez, tema fundamental cuarto hemistiquio). Por otro lado, el efecto de “crabs” convierte, en un juego fonético, en el lecho de amor en una cuna (“cribs”).
2 “Wearing the quick or life away” (William York Tindall, op. cit., pp. 48-49).
3 Tomado de Gerard Manley Hopkins: “I am all at once what Christ is, / since he was what I am, and This Jack, joke, poor potsherd, / patch, matchwood, immortal diamond, / Is immortal diamond.”
4 “wordy wounds of poetry” (William York Tindall, op. cit., pp. 48-49).
–
–
–
DYLAN THOMAS. IMAGE: HULTON ARCHIVE/GETTY. TINTING BY DAN MURRELL
Seymour Glass, acaso el segundo personaje más conocido de J. D. Salinger, escribió y recitó de “forma extraoficial” poesía china y japonesa durante los treinta y un años de su existencia (cualquier lector de su obra habrá leído el final de su vida en “A Perfect Day for Bananafish”, de Nine Stories). Según cuenta su hermano Buddy en Seymour-An Introduction, Seymour empezó a componer formalmente estas formas una mañana, a los once años, en la sala de lectura de la biblioteca pública de Broadway.
Lo cierto es que Buddy, en esta novela, cita sólo uno de estos poemas (o bien un intento de aproximación a estas formas) escrito por Seymour a los ocho años:
John Keats/ John Keats/ John/ Please put your scarf on¹. John Keats / John Keats / John / Por favor, ponte tu bufanda.
Es posible que Seymour haya lamentado la tuberculosis fatal de Keats, (no más de lo que lamentamos la traducción de Edhasa, que intercambió “scarf” por “pantalón”) condición y enfermedad agravada por el frío (de hecho, los médicos le habían aconsejado al poeta inglés que se marchara de Londres). Pero lo cierto es que hay otro poema, originalmente escrito en japonés, y al que Buddy hace más de una referencia en Seymour-An Introduction. Compuesto el día en el que Seymour terminó con su vida (de hecho, el joven Glass jugaba con una niña en el mar), fue traducido al inglés por su hermano Buddy. Este poema apareció por primera vez en Zooey, publicado en la edición de mayo de 1957 en The New Yorker (para más tarde ser publicado junto a Franny):
The little girl on the plane / Who turned her doll’s head around². La pequeña niña del avión / Que dio vuelta la cabeza de su muñeca / Para que me mire.
El Haiku, aún tímidamente, se presentó para Salinger como una especie de llave y salida de Occidente. Le permitió llevar a su literatura (y forma de ficción) a un nivel totalmente distinto, muy próximo al hermético juego que Kafka se permitió en sus Diarios.
Por fuera de la familia Glass, en “The Inverted Forest” -una historia escrita y publicada en Cosmopolitan Magazine hacia 1947- Salinger recreó la historia de un joven poeta llamado Ray Ford. Y de la misma forma que sucede con Seymour, y si bien nunca llegamos a juntar numerosas piezas, el pez banana irrumpe con todo su esplendor:
Not a wasteland, / but a great inverted forest / with all the foliage underground³. No es un desierto, / sino un gran bosque invertido / con todo el follaje bajo tierra.
–
–
NOTAS
¹ Seymour: An Introduction by J.D.Salinger, 1959-Source: The New Yorker, June 6, 1959. ² Zooey by J. D. Salinger, Fiction: The New Yorker, May 4, 1957. ³ 22 STORIES by J.D. Salinger. THE INVERTED FOREST. Cosmopolitan December 1947: http://www.geegaw.com/stories/the_inverted_forest.shtml
Tal como indican las notas de la edición de Collected Poems 1934-1953 (Everymen • J. M. Dent, London) la primera versión de este poema, cuyo título era simplemente “Fourteen”, data del primero de marzo de 1933. El joven de Swansea de dieciocho años aún no había realizado su primer viaje a Londres. Por lo tanto, era una etapa de “larga espera” y al vez de “temor”. El 13 de junio de 1936, Dylan Thomas tomó el borrador del cuaderno y reescribió una nueva versión. El joven poeta ya era una celebridad y vivía en Londres, luego de la publicación de 18 Poems (1935).
–
–
He deseado alejarme
He deseado alejarme del silbido de la gastada mentira y de los viejos terrores que continúan llorando que crecen en más terribles cuando el día traspasa la colina y entra en el mar profundo, he deseado alejarme de la repetición de los saludos, porque aquí hay fantasmas en el aire y fantasmagóricos ecos en las páginas. y un estruendo de notas y llamadas.
He deseado alejarme pero tengo miedo; alguna vida, no gastada, podría explotar fuera de la vieja mentira que arde sobre el mundo y, reventando en el aire, dejarme medio ciego. No por el miedo antiguo de la noche, el sombrero alejándose de los cabellos, labios fruncidos sobre el receptor, caeré en la pluma de la muerte. Por esto no tendría miedo de morir, mitad convención y mitad mentira.
–
I have longed to move away
I have longed to move away From the hissing of the spent lie And the old terrors’ continual cry Growing more terrible as the day Goes over the hill into the deep sea; I have longed to move away From the repetition of salutes, For there are ghosts in the air And ghostly echoes on paper, And the thunder of calls and notes.
I have longed to move away but am afraid; Some life, yet unspent, might explode Out of the old lie burning on the ground, And, crackling into the air, leave me half-blind. Neither by night’s ancient fear, The parting of hat from hair, Pursed lips at the receiver, Shall I fall to death’s feather. By these I would not care to die, Half convention and half lie.
–
–
EXTRAÍDO DE DYLAN THOMAS, COLLECTED POEMS 1934-1953, EVERYMAN (J. M. DENT), LONDON, P. 53. Traducción de Juan Arabia para Buenos Aires Poetry, 2018.
Fotografía: Portrait of Welsh poet Dylan Thomas (1914 – 1953) as he sits in an unidntified bar, early 1950s. (Photo by Arthur Fellig).
Sus mejillas están manchadas por pena, sus ágiles versos Tropiezan, los borrachos que cenan les arrojan huesos Si no se apresuran: Hay algo temeroso en su canción que Los fastidia, un dolor desconocido, como un campesino Que vulgarmente viste la piel de una vaca Irrumpe sin dar aviso, cacareando y tosiendo, Agitando un palo de acebo aún sin pelar en su mano, Entra en la sala cubierta de escudos, cortinas de seda Y con brillo de joyas, donde doce reyes juegan sentados al ajedrez Sobre piezas de pálido bronce y de oro, Y, con hechizo grosero, Tira abajo las vigas y deja afuera a las reinas— Las de pecho salvaje de cisne, de rosadas y rojas mejillas, hijas con cabello de cuervo, a las que admiran— Para que puedan revolver de sus negras ollas y descansar en la paja.
—-
The Bards
Their cheeks are blotched for shame, their running verse Stumbles, with marrow bones the drunken diners Pelt them as they delay : It is a something fearful in the song Plagues them, an unknown grief that like a churl Goes commonplace in cowskin And bursts unheralded, crowing and coughing, An unpilled holly-club twirled in his hand, Into their many-shielded, samite-curtained Jewel-bright hall where twelve kings sit at chess Over the white-bronze pieces and the gold, And by a gross enchantment Flails down the rafters and leads off the queens— The wild-swan-breasted, the rose-ruddy-cheeked Raven-haired daughters of their admiration— To stir his black pots and to bed on straw.