Final de enero
Las aves rapaces capturan el sonido de la lluvia
que resuena en el campanario.
Las catedrales destilan un perfume morado.
Nada parece progresar o cambiar,
excepto el oficio de verano y sus cangrejos,
el destierro junto a sus pasos perdidos.
Esas palabras despertaban al fósil,
su propia metáfora en vida.
Cada estación desconcierta lo viejo
en un solo color vendado.